ZARAMPLÍN
Sustantivo
masculino. Esta palabra es de uso coloquial se dice a una persona frangollón, chapucero,
inhábil, inepto, torpe, remendón, incapaz, chafallón, chambón, desmañado,
incompetente y poco arte, habilidad o destreza en una profesión, trabajo,
oficio, quehacer o alguna
actividad especial. Despreciable, pelagatos, pobretón, mísero, paria o
pinchaúvas.
Es
curioso como las definiciones pueden ser mucho más duras que lo que sugiere el
sonido de las palabras. En mi mente zarramplín suena a cariñoso. A la
condescendencia con que un padre miraba al hijo que va con él a aprender las
labores del campo o de un oficio.
Estas
son las reflexiones de un periodista de La verdad de Murcia sobre la
palabra que traemos hoy:
Situada
en la última vuelta del diccionario, junto a términos tan huraños y
desapacibles como los de la familia de ´zarrapastroso´, si le acercamos el oído
nos sonará a vocablo entretenido y juguetón, que nos inquieta con su inicio
brusco y arrastrado, pero acaba con un alegre y nítido plin que lo abre a la
imaginación. Oyéndolo, nos preguntamos si no será ´zarramplín´ nombre aplicable
al niño inquieto y manifacero que corre, salta y todo lo toca, pero con una
gracia juguetona que encanta a padres, abuelos y demás familia. Pero tampoco
desdeñamos que dé nombre al contorsionista, volatinero o payaso que alegra con
su animado trajín la función del circo. Y no nos extrañaría que fuera el joven
despreocupado y bohemio, un tanto pícaro, que alegra las fiestas, trabaja poco
y con menos se mantiene, aunque lo encontramos en todas las salsas.
Pero abandonemos toda esperanza porque, si lo
examinamos bien, nada de este espíritu desenfadado y lúdico encontramos dentro
de ´zarramplín´. Bajo su son cantarino está el pelagatos, el pobre diablo, el
donnadie que a nadie hace gracia y nadie lo considera ni lo acoge. Y si no hay
bastante con esto, vemos cómo cuelga la etiqueta de ´zarramplín´ sobre el
hombre patoso y chapucero, que muestra escasa habilidad en su profesión u
oficio. Y finalmente, notamos que las obras del tal son, naturalmente,
´zarramplinadas´, chapuzas y ocurrencias sin pies ni cabeza, que poco agradan.
Vean, pues, que del dicho al hecho a veces media
un gran trecho; aunque a nosotros plin, porque no.
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